Declaración de Contracorrent y Pan y Rosas de cara a la huelga en el sector público en Catalunya ¡Basta de precariedad en la educación y la sanidad pública! ¡Combatamos el capitalismo en defensa de la salud mental!
Docentes, sanitarias y estudiantes vamos a la huelga el miércoles y jueves de esta semana en el marco de la convocatoria por parte de varios sindicatos del ámbito educativo y sanitario. Desde Contracorrent y Pan y Rosas consideramos que la comunidad estudiantil tiene que ser parte de estas movilizaciones y, por eso, llamamos a la huelga a institutos, universidades y centros de formación profesional. Así, somos parte de las organizaciones juveniles que, como el Sindicato de Estudiantes o el SEPC, animamos a solidarizarnos en estas jornadas.
Ante la degradación de los servicios públicos desde hace años, la juventud plantamos cara. Porque atacar la sanidad y la educación pública donde asistimos la mayoría de la clase trabajadora y los sectores populares es un ataque contra nuestra clase.
La degradación de la educación pública y el negocio de la concertada
Las ratios elevadísimas, los currículums educativos al servicio de los intereses del mercado, la falta de profesorado o la precariedad del personal docente y no docente son parte de nuestro día a día. Sabemos qué significan clases de más de 30 alumnos con un profesor cargado de trabajo que se ve obligado a atender necesidades educativas tan diversas bajo la presión constante de evaluarlo todo con notas que representan poco nuestro aprendizaje.
Todo el sistema educativo está marcado para fomentar la competencia bajo el argumento de la meritocracia como mecanismo para el ascenso social, empujando fuera del estudio a quien no consigue adaptarse. Nos encontramos ciclos de formación profesional con altas matrículas de entrada, pocas plazas y prácticas en condiciones precarias. Hacer bachillerato con la selectividad marcada en el horizonte como supuesto mecanismo para seleccionar a los más válidos cuando en realidad es una criba de clase basada en la oferta y la demanda de plazas donde se acentúan las diferencias de clase previas en los centros educativos, la posibilidad de haber tenido ayuda en casa o refuerzo académico extraescolar. Y, si consigues la nota de corte, todavía te queda poderte pagar una matrícula superior 1.000€, hacer prácticas gratuitas e intentar compaginar trabajo y estudio.
La enseñanza al servicio de los capitalistas opera en todos los niveles: desde la interiorización de horarios adaptados a la jornada laboral cuando somos pequeños hasta las universidades con presencia de grandes empresas como el Banco Santander, La Caixa o Telefónica.
Así, ERC sostiene la misma propuesta que han compartido los diferentes gobiernos de la Generalitat ya fueran con Convergència, PSC, ICV o Junts: desmantelar la pública y favorecer a la concertada. Porque dicen que no hay dinero, pero los centros concertados se llevan el 43% de la partida de enseñanza cuando únicamente representan el 32% de los centros en Catalunya. Un negocio perfecto para las fundaciones, las sociedades mercantiles y la Iglesia, puesto que las congregaciones y órdenes religiosas suponen más del 33% de este tipo de centros. Mientras tanto, 2 de 3 de niños y niñas que sufren dificultades socioeconómicas cursan en la pública cada vez más carecida de recursos.
La apuesta de la Generalitat es la segregación y el empeoramiento de la calidad de la enseñanza pública para garantizar el negocio de la concertada y regalar millones a la Iglesia. No solo se ataca la educación de los hijos e hijas de la clase trabajadora, sino que se alimenta el poder de una institución machista y LGTBIfóbica en un contexto donde las ideas de extrema derecha crecen entre la juventud.
El negocio de la Sanidad sostenido por la Generalitat
Después de años de recortes y privatizaciones, el sistema de salud y quien trabaja ahí se han visto precarizados marcados por las urgencias saturadas, las largas listas de esperas, el personal sobrecargado y las jornadas laborales eternas.
La partida de los presupuestos de la Generalitat destinada a Salud representaba un 27% del total en 2008; en 2022 se había reducido hasta significar el 25,5%. Pero mientras la sanidad pública está infrafinanciada, los consorcios y las privatizaciones continúan avanzando. En Cataluña, 70% de los hospitales y el 57% de las camas son privados. Además, el Govern dedicó el 24,2% del presupuesto de Salud a conciertos sanitarios. Además, el problema de la enseñanza y la salud están conectados. Únicamente se ofrecen 1.200 plazas de Medicina en primer año cuando la demanda es superior a 4.000. Igual pasa con Enfermería donde la demanda 4.500 jóvenes optan a 2.745.
Durante la pandemia vimos las terribles consecuencias del desmantelamiento de la sanidad pública y la negativa a intervenir la privada. Después de toda una vida trabajando, abuelos y abuelas que habían luchado soñando con el Estado del Bienestar este ni siquiera era capaz de atenderlos.
Entre la juventud, la depresión y la ansiedad hacen crecer la preocupación por la salud mental. Pero las listas de espera en la pública son de meses con visitas cortas de tiempos y las consultas privadas son económicamente inasumibles para gran parte de la juventud y sus familias de clase trabajadora.
¡Por un plan de lucha contra la precariedad en la educación y la sanidad pública!
Pere Aragonès negocia los presupuestos con el PSC y los Comunes para continuar manteniendo el negocio de la educación y la sanidad en Catalunya. Por su parte, el gobierno “progresista” ya demostró en los Presupuestos Generales del Estado que comparte este proyecto.
Así, PSOE y Unidas Podemos redujeron el gasto en Sanidad y Educación mientras aumentaban en un 26% la partida destinada a cuestionas militares. La apuesta es doble porque, además de profundizar el deterioro de los servicios públicos, se fortalece el imperialismo español para controlar la frontera y garantizar los negocios de las multinacionales españolas a nivel mundial.
Luchamos por un programa con medidas anticapitalistas que ataquen los beneficios de las grandes empresas, haciendo frente en la Generalitat y el gobierno del Estado Español que son amigos de la burguesía catalana y el IBEX 35. Contra la derecha españolista o heredera de Convergència, la alternativa no son partidos reformistas que gestionan las miserias del capitalismo.
1. Incremento de la contratación de personal sanitario y educativo para acabar con la saturación y la sobrecarga.
2. Aumento urgente del número de plazas en los grados universitarios de Medicina y Enfermería, así como en el ciclos de formación profesional del ámbito de la Salud.
3. Aumento de la partida presupuestaria sanitaria y educativa a través de impuestos a las grandes fortunas y los beneficios empresariales.
4. Subida de salarios de acuerdo con el IPC
5. Basta externalizaciones en la sanidad y la educación pública: ¡internalización de todo el personal y servicios esenciales!
6. ¡Fuera las empresas y sus intereses de la educación! Universidad 100% gratuita y gobernada por estudiantes junto con personal docente y no docente para poner el conocimiento al servicio de las necesidades de la clase trabajadora y los sectores populares!
7. Contra el negocio de concertadas y consorcios ¡nacionalización del sistema de Salud y Enseñanza privada para crear una red pública bajo control de trabajadoras y usuarias!
Impulsemos asambleas en cada centro de estudio y de trabajo para empezar a construir un movimiento estudiantil desde bajo. Creemos espacios de autoorganización donde discutir cuáles son nuestras demandas y un plan de lucha para conquistarlas, uniéndonos con la clase trabajadora con independencia de los partidos capitalistas. En este sentido, exigimos al Sindicato de Estudiantes y el SEPC que se dejen de sectarismo y burocratismo para empezar a impulsar asambleas en común junto con el resto del movimiento estudiantil desde donde desarrollar la autoorganización y la unidad obrero-estudiantil.
Contra la distopia y la responsabilización individual: recupemos la conciencia de clase para una salida colectiva
Somos la generación marcada por las crisis, la pandemia, el cambio climático, la guerra en Ucrania y el rearme de las potencias imperialistas. Emanciparnos resulta imposible, la precariedad es nuestro presente y futuro y la destrucción del planeta avanza. Todo esto es cierto, pero quedarnos aquí no es ninguna solución. La apatía, la desmoralización y la pasividad es aquello que buscan los discursos de responsabilidad individual y la temática distópica imperante.
¿Por qué? Porque cuando nos hacen pensar que no entrar en la universidad es culpa nuestra, esconden el proceso de elitización de la educación y la criba de clases de la selectividad. Hacernos creer que no encontramos trabajo sin precariedad porque no nos hemos formado bastante o soñar que estudiando mucho y mucho nos haremos ricos es útil para esconder la necesidad de explotar cada vez más y más en la clase trabajadora para conseguir beneficio. Responsabilizarnos de salvar el planeta reciclando individualmente o consumiendo ciertos productos sirve para ocultar que las grandes empresas son las que hoy tienen verdadero poder sobre qué producir y cuánto contaminar. El objetivo es esconder que se trata de problemas colectivos.
Esta responsabilización individual genera todavía más impotencia cuando se encuentra ante un escenario donde parece no haber salida. Si compramos el discurso de la apocalipsis inevitable, consiguen que la lucha no tenga sentido. Las propuestas reformistas, a pesar de que puedan criticar el capitalismo, tampoco son una solución porque bajo su perspectiva lo único que podemos hacer es aceptar el mal menor que nos conduce jefe un mal cada vez mayor.
Por eso, liberales y reformistas ocultan las potencialidades, los ejemplos de lucha y las victorias de la clase trabajadora. Pero la pandemia nos ha demostrado que son los trabajadores y trabajadoras los que mueven el mundo, no los capitalistas como Amancio Ortega o Jeff Bezos. Igualmente, la solidaridad que se muestra en cada huelga choca con el discurso de la naturaleza individualista del ser humano.
Rompamos con el relato de la distopia y la responsabilización individual. Luchemos por una sociedad donde los medios de producción y de cambio estén al servicio de dar respuesta a las necesidades de la mayoría a través del gobierno de las y los trabajadores organizado democráticamente desde bajo.
A su vez, los medios de comunicación e información permiten la planificación democrática de la economía con la participación masiva de productores y consumidores, combinando organización "desde bajo" en los centros de trabajo y "desde arriba" a escala nacional e internacional. Porque la unidad entre conocimiento, la planificación económica y la capacidad creadora de quienes mueven el mundo día a día posee un potencial enorme.
Tomemos conciencia de la situación colectiva, conciencia de clase para organizarnos junto con los trabajadores y trabajadoras contra este sistema capitalista enfrentando a su policía, gobiernos, partidos y Estados en cada ocasión. Cada huelga es parte de preparar la victoria, aprovechando para hacer caer las caretas de aquellos partidos que dicen defendernos mientras aplican las políticas de la derecha y le abren camino.
¡Organicemos la rabia y politicemos el malestar: construyamos una juventud anticapitalista, socialista y revolucionaria con independencia de clase!