Soy parte de la enorme clase obrera y estoy convencido de que merecemos una vida digna de ser vivida.
Decir mi nombre no tiene mucho sentido, para Slim y para Grupo Carso soy un nadie, solo un número del montón que puede explotar al máximo con el objetivo de incrementar sus ganancias.
Soy un trabajador que junto a mis millones de compañeras y compañeros damos nuestra sangre y sudor para que este mundo gire, personas a las que este sistema no les ha ofrecido nada (al contrario, nos arrebata todo), soy parte de la enorme clase obrera y estoy convencido de que merecemos una vida digna de ser vívida.
Llevo más de 6 años trabajando para la filial más grande de Telmex, Carso KB-TEL. Años en los que mi contrato y derechos han sido mutilados, modificados y golpeados de acuerdo a las necesidades del patrón.
Por lo que mi salario y jornada laboral siempre son cambiantes (mìnimo 54 hrs a la semana), lo único constante que nos ofrecen es el nulo interés por nuestras vidas.
En este momento y ante la entrada de un sindicato blanco (la central CAT y el sindicato Adolfo López Mateo) que la empresa nos puso para frenar el descontento y evitar el surgimiento de sindicatos combativos, nos mantenemos con un sueldo raquítico de 1500 pesos a la semana, más un pago de comisión por instalación.
Sabemos que Telmex paga a Carso un aproximado de $3,000.00 por instalación realizada, la cifra puede aumentar si el metraje es mayor o si la instalación tiene que ir por ductos.
De esa cantidad que la empresa gana, a los técnicos nos pagan $50.00 o en algunas ocasiones (depende la cantidad de servicios que uno pueda hacer a la semana), te pueden pagar $250.00 por cada una, aunque esto no pasa con tanta frecuencia pues la bolsa de trabajo suele ser escasa.
Una paga que está muy lejana de lo que la empresa gana por cada uno de los servicios que construimos. Carlos Slim nos da las migajas de lo mucho que les hacemos ganar.
Es mi cuerpo y mis manos las que con el tiempo se han deteriorado por el uso constante de mis herramientas; escalera al hombro por doquier, taladro y desarmador por acá, martillo y pinzas por allá, decenas de movimientos y actividades que al ritmo de la explotación mi cuerpo tuvo que acostumbrarse.
El trabajo en las alturas, subir y bajar escaleras, entrar y salir de pozos, no comer, viajar horas y horas de trayecto del trabajo a la base, de la base a la casa de los clientes y por último de los domicilios al hogar, me ha comenzado a cobrar factura. El cuerpo no es el mismo al pasar por el camino del tiempo, pero todo se empeora cuando ese trayecto está hecho de precarización y explotación.
Cientos de instalaciones de telefonía e Internet han sido construidas por mis manos en cientos de hogares, escuelas, negocios y oficinas a lo largo y ancho del país. Un trabajo, atención y relación con los clientes que la empresa tampoco ve, porque ellos solo ven y hablan el idioma del dinero.
¿De qué habla Carlos Slim cuando en los medios sale a decir que los trabajadores en el país deberían de trabajar menos y tener mayores salarios? Son solo palabras vacías, no es más que un burgués mintiendo. Hipocresía pura que los miles de compañeras y compañeros que trabajamos para él con jornadas extenuantes y salarios miserables, sabemos identificar muy bien.
La frase “La vida es un riesgo” es el día a día.
Trabajamos en alturas expuestos a caídas y a cables de media tensión. Casi es seguro que cada semana veamos en los medios de comunicación que un trabajador de las telecomunicaciones murió electrocutado o por alguna caída. Vidas que se podrían salvar si se invirtiera en capacitación y mejoramiento de la infraestructura, pero claro, es un gasto que no están dispuestos a hacer.
De igual forma los robos y el trabajo en zonas de alto riesgo están siempre presentes, son muchas las historias de compañeros que han sido robados, picados y balaceados. Mismas historias que terminan en omisiones de la empresa para hacerse responsables de la salud y vida del trabajador. El estar dados de alta ante el IMSS no es garantìa de la protecciòn integral de nuestra salud.
Nuestras prestaciones son de igual forma una burla, las utilidades y aguinaldo no pasan de los $2,000 mil o $3,000 mil pesos, una caja de ahorro que al final de año te da un aproximado de 500. En caso de despido o renuncia la empresa hace de todo para que seamos los trabajadores los que terminemos debiendo.
No dan ni liquidación ni finiquito, al contrario, terminas debiéndole a Carso cantidades absurdas de $20 mil a $30 mil. Por si no fuera poco, si morimos en un accidente laboral valemos para la empresa un total de $100,000 pesos, que con dificultades serán entregados a nuestras familias pues la patronal hace de todo para no pagarlos. Todo con total respaldo del sindicato
¿TODO ESTA PERDIDO?
Yo pienso que no, estoy seguro de que podemos cambiar las cosas. Los patrones son contados, los trabajadores somos millones. Sin nosotros ellos no son nada. Si nos organizamos podemos conseguirlo todo.
En este momento hay miles de trabajadores en Francia que nos ponen el gran ejemplo del cómo se defienden y conquistan los derechos laborales. Los trabadores de la limpieza, ferroviarios, sector energético y màs gremios , llevan semanas de asambleas, huelgas y movilizaciones en contra del aumento a la edad de su jubilación que su gobierno les quiere imponer.
Tenemos que hacer como en Francia y organizarnos en Carso, organizar asambleas democráticas en cada centro de trabajo del país para coordinarnos a nivel nacional y así poder hacer frente a todos los atropellos de la empresa.
Haciendo uso de los métodos de nuestra clase como las movilizaciones, paros y huelgas podemos torcerle la mano a Carlos Slim.
Tenemos que unirnos con nuestros hermanos de clase de otras filiales y con los sindicalizados del STRM que también están siendo atacados por el mismo patrón, juntos y pelando codo a codo imponer nuestras conquistas al hombre más rico del país es posible. Nuestras vidas valen más que sus ganancias.